Educación Financiera: Un camino hacia la prosperidad económica

Seguro que en más de una ocasión, tus amigas, amigos o familiares han comentado que una de las materias que invariablemente deberían dar en las escuelas es Educación Financiera, sobre todo pensando en un camino a la prosperidad económica futura.

De hecho, mucho se ha hablado del tema, si debe incluirse en las materias regulares desde la secundaria o hasta la universidad, o bien que cada quién se encargue de ello en el momento en que lo desee.

No obstante, una afirmación que resulta ser común en estos tiempos es que la educación financiera ha cobrado una relevancia sin precedentes en México y en el mundo. Y es que cada vez con mayor frecuencia, el acceso a información y el entendimiento de conceptos financieros son fundamentales para el desarrollo económico y la toma de decisiones por parte de las personas.

¿DÓNDE ESTAMOS PARADOS?

El ámbito económico de México ha sido muy diverso en los últimos años, entre crecimientos magros, pandemias, recesiones, inflación, recuperaciones y demás, destacan los altos niveles de desigualdad en la distribución de la riqueza y acceso a oportunidades de crecimiento financiero para la población.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a 2021, el 43.9% de la población mexicana se encontraba en situación de pobreza, definida ésta, de acuerdo con el mismo Instituto; como aquél estado en que “Una persona presenta al menos una carencia social y no tiene el ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades”.

Como podrás deducir, la educación financiera juega un papel crucial en este contexto, ya que permite que las personas puedan administrar sus recursos y finanzas personales; sin embargo, según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), solo el 30% de los mexicanos posee conocimientos básicos sobre finanzas.

Otros datos importantes los encontramos en la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF – 2021) elaborada en conjunto por el INEGI y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), quienes destacan que, si bien el 68% de los encuestados (personas de entre 18 y 70 años) tiene al menos un producto financiero, sólo 1 de cada 10 tiene o ha tenido conjuntamente una cuenta bancaria, un seguro, un crédito y una cuenta de AFORE.

De hecho, según la misma encuesta, sólo un 8% de las personas con escolaridad primaria o sin escolaridad, realizan pagos con transferencias o tarjetas de débito o crédito; en tanto que las personas que poseen una licenciatura o posgrado, alcanza el 57%; es decir: a mayor educación, mayor uso de productos financieros.

¿QUÉ MÁS SE PUEDE HACER?

Es innegable que han existido esfuerzos por parte del gobierno para incrementar la educación financiera en el país. A manera de ejemplo, podemos señalar la Semana Nacional de Educación Financiera que promueve la CONDUSEF en conjunto con instituciones financieras públicas, privadas, sociales y educativas.

No obstante, fomentar este tipo de educación en México no debería limitarse a proporcionar información sobre conceptos básicos como ahorro, inversión y endeudamiento responsable, pensamos que es necesario procurar que existan habilidades financieras prácticas que permitan enfrentar los retos económicos de manera adecuada.

Desde luego, la educación financiera también juega un papel esencial en el fortalecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), que representan una parte significativa de la economía mexicana (de hecho, cerca del 95% del PIB de acuerdo con la Secretaría de Economía). No obstante, la falta de conocimientos financieros adecuados puede limitar su crecimiento y sostenibilidad en el largo plazo.

Por ello, se hace necesario un esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados para ampliar el alcance de los programas de educación y garantizar que lleguen a todas las comunidades, especialmente a las más vulnerables, y empresas del país sin importar su tamaño. En este sentido, la colaboración entre el gobierno, las instituciones educativas y el sector financiero es fundamental para diseñar estrategias efectivas que se adapten a las necesidades específicas de la población.

Es innegable que el camino hacia una sociedad más próspera y equitativa comienza con la inversión en educación en general y educación financiera en particular. Solo así seremos capaces de mejorar las expectativas económicas de crecimiento personal, empresarial y social.

Este post es educativo y no una sugerencia de inversión