Estimado asociado,
en esta ocasión me gustaría platicarles sobre la evolución y las expectativas de la política monetaria, que parecen no estar alineadas con el dinamismo económico actual y con las cotizaciones de los mercados financieros.
Recordemos que hace algunos meses (abril y mayo) la estimación de que los Estados Unidos entraría en recesión se percibía elevada, dado que la acumulación de la restricción monetaria para frenar la inflación podría comenzar a reducir el crecimiento esperado. Sin embargo, conforme fue avanzando el tiempo la probabilidad de un “soft landing” ha sido cada vez mayor, ya que diversos datos económicos han dejado ver que la economía se ha mantenido muy resiliente. Contrariamente, la FED ha mantenido un tono “restrictivo”, argumentando que la convergencia hacia el objetivo inflacionario del 2.0% anual se encuentra todavía muy distante, lo cual parece un tanto “exagerado” al considerar que los precios han mostrado una desaceleración continua desde julio del 2022, cuando se ubicaron en 9.1% y ahora la inflación general de julio resultó en 3.2%.
En mi opinión, el exceso de liquidez inyectada para hacer frente a la pandemia ha ocasionado un efecto divergente: todavía existen ahorros y recursos disponibles acumulados que permiten a los estadounidenses consumir sin tener que trabajar, pero este poder adquisitivo podría aumentar los niveles de inflación en los próximos meses, por lo que la FED desea asegurarse que esto no se materialice. De hecho, los flujos monetarios direccionados en la economía durante el 2021 y 2021 en forma de cheques directos a los hogares, desalentaron la búsqueda de empleo y debido a la necesidad de contratación de las empresas cuando la pandemia comenzó a ceder, los salarios comenzaron a subir. En otras palabras, una mayor oferta de trabajo en combinación con menor demanda ha favorecido las condiciones salariales, las cuales pueden afectar el control de los precios.
Por lo anterior, en la medida que la economía se muestre más resiliente —tal como lo corroboraron los reportes del 2º trimestre que resultaron en general positivos— las presiones sobre la inflación se mantienen vigentes, lo que puede resultar en alzas adicionales en la tasa objetivo o que ésta permanezca elevada por más tiempo del anticipado. Bajo mi punto de vista, la Reserva Federal no incrementará la tasa objetivo en la reunión del 20 de septiembre, pero si lo hará en 25 puntos base el 1º de noviembre para llegar a 5.75% que podría representar el nivel terminal.
Al final, parece que los hacedores de política monetaria se han dado cuenta que la liquidez inyectada pudo haber sido excesiva, la cual ha ocasionado cambios importantes en los mercados laborales
Un fuerte abrazo,
Nazaret Rodríguez
Founder & CEO
El mayor bien para el mayor número